Todos, incluso los profesionales más sólidos, las mentes más célebres o las personas más exitosas, necesitan en algún momento recurrir a lo más elemental, a lo que posiblemente valoramos tanto como descuidamos: nosotros mismos.
Cuidar y atender de uno mismo es el primer paso para poder ayudar a los que nos rodean y beneficiarles con nuestra mejor versión. Nos enfrentamos hoy, posiblemente, al mayor reto de nuestras vidas como profesionales sanitarios, pero también como emprendedores. No afrontarlo en nuestra mejor versión podría ser el mayor error para nuestro devenir individual y colectivo.
En este artículo se pone excepcionalmente a un lado los habituales aspectos técnicos y conceptos para adentrarnos en algo mucho más personal. No es este un asunto baladí, no es filosofía barata, ni es sentido común. Es sencillamente el paso más elemental para hacer lo que se espera de un profesional: dar ejemplo y ser parte de la solución y no del problema. Cualquier otro escenario sería impropio de un dentista y de la odontología.
Encontrar tu propio equilibrio
En el término medio está la virtud, como reza el dicho. Cada uno tiene su propio punto de equilibrio donde se encuentra cómodo. El exceso, así como la falta, es peligroso si se llevan al extremo. Hoy en día no somos pocos los profesionales que sufrimos de exceso de trabajo, de velocidad, de querer llegar a todo y es necesario parar para volver a un ritmo más saludable, más slow.
Seguimos viviendo en la “casa-consultorio”
Puede que la evolución de la odontología, o sencillamente el estilo de vida, hayan segregado el hogar de la clínica dental; si bien, en la mente de todo profesional sigue habiendo esa mítica “casa consultorio”. No hay hemisferios ni fronteras entre lo que sucede en la clínica y en casa. Mentalmente, la inmensa mayoría de nosotros seguimos compartiendo el mismo techo para el dormitorio y el gabinete. Ambas parcelas están excesivamente unidas y son demasiado dependientes e influyentes una de la otra como para descuidarlas. Estar en nuestra mejor versión implica hacer esfuerzos reales por cuidar mucho el entorno y asegurar que todo fluye lo mejor posible.
Mens sana in corpore sano
La salud física, el descanso mental, la espontaneidad, la relajación y la paz interior son elementos que ocupan miles de páginas de todo tipo de textos y que merecen consideración, debido a la enorme influencia que tienen en el devenir profesional del dentista y su equipo. La salud es un elemento no solo deseable, sino imprescindible para asegurar una prestación profesional al más alto nivel y prolongada en el tiempo. Es importante dedicar tiempo al culto del cuerpo y de la mente, a hacer ejercicio físico, a reunirse con amigos, a no hacer nada, a encontrar descanso en las cosas que más nos gustan, a leer, a dormir, y a realizar todas esas actividades que permiten al profesional renovarse y presentar su mejor versión.
La excelencia como marco mental
No es una cuestión de ideología, de edad, de origen, de cultura, ni posiblemente de educación. Es mucho más sencillo, estamos delante de un futuro que solo entiende de mediocridad y de excelencia, y ambas cualidades se pueden cultivar.
Es honesto, y al mismo tiempo triste, reconocer que no todos están dispuestos a hacer de la excelencia, la calma y la calidad su modo de entender la vida o el trabajo. Es una verdadera lástima competir sin pasión, sin disfrutar, y sin intención de mejorar cada día más. La principal barrera no es el sector, ni su competencia… es la mentalidad de uno mismo.
La felicidad está en las personas
Es especialmente importante recordar que trabajamos con y para personas, y que cultivar y cuidar las relaciones personales dentro y fuera de la clínica nos ayudará a ser más felices, a que la gente nos respete y tenga más voluntad de ayudarnos, y a que nuestra felicidad se traduzca en un entusiasmo que contagie a los demás. Igualmente es recomendable implicarse en el entorno, no exclusivamente del sector dental, para establecer colaboraciones que repartan beneficios y colaboren en ofrecer un mejor servicio global a la comunidad.
Fijar objetivos y disfrutar de tus logros
En ocasiones tendemos a focalizar nuestro pensamiento en todo lo que aún nos queda pendiente por hacer o aquellos objetivos que no hemos conseguido alcanzar, dejando que la sensación de no llegar, o incluso fracasar, nos haga mella. Quienes no disfrutan de los logros corren el riesgo de no sentirse satisfechos, cuando en realidad aquello que hemos alcanzado debe ser una fuente motivación y satisfacción de uno mismo.
Dar las gracias siempre
El poder de la gratitud es mucho mayor de lo que imaginamos. Dar gracias por todo aquello que la vida nos proporciona cada día se relaciona con múltiples beneficios tanto psicológicos como físicos, y nos hace afrontar la vida con una actitud mucho más positiva. Además, esta actitud no solo beneficia a uno mismo, sino que se traslada a quienes están alrededor de forma automática. Decidir ser amable con los demás, incluso con los gestos más pequeños, es ya un gran avance hacia tu mejor versión.
Pedir ayuda es de inteligentes
El profesional de la odontología es un profesional que vive muchas veces anclado a un modus operandi, a unas instalaciones y a una rutina diaria que le puede alejar de la capacidad autocrítica, del intercambio de experiencias, del compartir ideas y de pedir ayuda. No hay mejor talento que la autoconciencia y la capacidad de reconocer cuándo ha llegado el momento de buscar recursos que nos permitan aprender nuevos conocimientos o desarrollar nuevas habilidades.
Mucho ánimo
La motivación es todo aquel impulso, deseo, aspiración o necesidad que nos conduce a realizar un esfuerzo en busca de la autorrealizaciónn. La motivación comprende una serie de hechos que se suceden en cadena, comenzando con la percepción de unas necesidades que nos evocan deseos o metas; esto nos conduce a las acciones y al esfuerzo por alcanzar y satisfacer esos objetivos. En el ánimo, la principal responsabilidad recae en uno mismo, debiendo saber reconocer nuestra actitud y comportamiento, que serán el primer eslabón en la cadena de la motivación.
Conclusión
Cada dentista y cada profesional del sector dental tenemos la oportunidad de cambiar la odontología. ¿Por qué convendría dejar que el destino o el azar lo hiciera por nosotros? Llevemos la odontología al lugar que deseamos, a lo más alto, y hagamos de esta crisis sanitaria algo que favorezca al paciente, porque hacerlo así será bueno para todos.
Por último, conviene no olvidar que puede que el problema de esta crisis no sea tu responsabilidad, pero sigue siendo un problema que necesita de la mejor solución: tú en tu mejor versión.
Artículo publicado en el nº 47 de la Revista “Dentistas” del Consejo de Dentistas de España en Enero 2021. Consulta la publicación aquí.